Savia Salamanca

Aunque parece algo evidente y normal que plantes una tomatera y te salgan tomates, es muy emocionante ver cómo van creciendo

Entrevista a Inés Santos, ganadora del premio del I Concurso de Productos de los Huertos Urbanos a la Mejor Cesta

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Inés Santos ha sido la ganadora de la Mejor Cesta en el Primer Concurso de los Huertos Urbanos Sostenibles de Salamanca. Inés es muy joven, una perfecta muestra de la concienciación progresiva de los salmantinos por la sostenibilidad, el cuidado del entorno natural y los hábitos saludables, ella nos cuenta cuáles fueron sus principales motivaciones para optar a una de esas parcelas ubicadas en la ribera del Tormes: “De camino a clase pasaba siempre por al lado de los huertos y vi cómo los iban construyendo. Además, me gustan mucho las plantas, y cuando pasaba por allí siempre pensaba que me encantaría tener un sitio donde plantar lo que me apeteciera, porque en mi casa no tengo jardín. Al principio cuando salieron me daba un poco de miedo no tener tiempo suficiente, pero al final decidí probar a ver qué tal iba y la verdad es que estoy muy contenta con el resultado”.

Ahora que Inés dispone de ese espacio donde practicar su afición a las plantas, reconoce que le reporta grandes satisfacciones y un tipo de ocio diferente: “me encanta pasar el tiempo allí, al aire libre y cuidando de las plantas porque se me olvida todo lo demás. Cuando voy por las mañanas me ayuda a empezar el día con más ganas, y cuando voy por las tardes suelo estar con familiares o amigos, lo que también es muy agradable. El otro aspecto que me encanta es que me da la oportunidad de experimentar con todo. Este año la mayor parte de lo que he plantado ha sido a partir de semillas que fui recogiendo el año pasado, y sigo sorprendiéndome cada vez que germina una semilla que no esperaba, o cuando se dan bien en el huerto plantas que no son muy conocidas en esta zona. Además, aunque parece algo evidente y normal que plantes una tomatera y te salgan tomates, es muy emocionante ver cómo van creciendo”.

El caso de Inés es compartido por muchos usuarios de los Huertos Urbanos de Salamanca, sin conocimientos previos, pero con muchas ganas de obtener sus propios productos de la tierra: “El año pasado no sabía si iba a conseguir cultivar algo puse cosas normales, un par de tipos de tomates, pimientos, calabacines y alguna calabaza. Sin embargo, este año decidí probar con todo lo que se me ocurriera, cuanto más raro mejor. Aunque no todo ha crecido bien porque ha hecho mucho calor durante todo el verano, puse un montón de variedades de tomates (creo que llegamos a contar más de 10 incluyendo los Cherry), calabacines normales y blancos, berenjenas, que es de lo que más hemos recogido, un par de tipos de judías, varias especies de pimientos dulces y picantes, y tres tipos de calabaza. Además, también tengo aromáticas repartidas por todo el huerto, que más que plantarlas crecen un poco a su aire.”

 

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¿Cómo puede una estudiante alternar sus obligaciones universitarias con el cuidado de un huerto y con tan buenos resultados? Inés nos explica cómo lo hace y parece que la clave está en organizar el trabajo y elegir correctamente las especies vegetales: “La verdad es que yo no tengo mucho tiempo, así que me centro en que las plantas estén sanas y crezcan bien, pero algunas de las personas que tengo alrededor lo tienen muy ordenado y precioso. Cuando más trabajo nos ha dado ha sido en primavera, que hemos tenido que rehacer los bancales y volver a colocar el riego por goteo antes de plantar. Cuando ya está todo plantado los cuidados son regar, que voy por las mañanas, e ir cuidando que las plantas estén sanas y poniéndoles tutores cuando es necesario. También hay que ir podando las plantas, sobre todo las calabazas y los tomates, porque si no lo ocupan todo, y quitando malas hierbas, aunque de esto último suelo olvidarme al haber otras tareas más urgentes. Este año además he tenido otro trabajo extra que ha sido germinar las semillas y cuidar las plántulas hasta que llegara el momento de trasplantarlas. Empecé a hacerlo en febrero, y tuve las plantas en casa hasta casi mayo. El principal problema de esta tarea es que en casa tengo muy poco espacio, y todas las plantas y las semillas las tengo en mi habitación, que durante unos meses parece un invernadero. Sin embargo, he disfrutado muchísimo esa época, las expectativas al elegir las variedades que iba a plantar y la emoción de ver cómo salían las primeras hojas.”

Para esta estudiante salmantina, la capital charra ofrece grandes oportunidades para promover actividades de contacto con la naturaleza y opina que esto puede ayudar a que se tenga una vida más saludable: “En especial me parece que son importantes las actividades con niños, ponerles en contacto con el cuidado de las plantas y que disfruten de cultivar sus propios alimentos. Como ya he dicho antes, es muy satisfactorio comerte algo que has visto crecer y que acabas de recoger, así que las actividades sobre agricultura van muy unidas a una alimentación sana. Quizá sería buena idea dedicar una pequeña parte de los huertos a una actividad extraescolar en la que los niños pudieran tomar decisiones sobre qué plantar, cómo organizarlo y cómo distribuir las tareas, así como aprender recetas fáciles para cocinar lo que cultiven y aprender a disfrutar de unos alimentos que a muchos niños no les encantan. Además, esto daría pie a que también participaran personas mayores que transmitieran sus experiencias, lo que sería positivo tanto para los niños como para los abuelos.”

Con este cierre, Inés nos muestra una nueva visión de la agricultura, como un elemento que puede unir a generaciones y que sirva para generar nuevos hábitos. En su caso, ella ha logrado encontrar una actividad que le motiva y le reporta grandes satisfacciones, además de un merecidísimo premio.

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